¿QUE PASÓ CON MARTA?
En algunas ocasiones parece que la sangre se te sube a la cabeza y por nuestras bocas salen barbaridades. Este es el caso con la nueva declaración de Miguel Carcaño sobre la muerte de Marta del Castillo. Al oírla no pude reprimir pensar cosas que no voy a repetir porque estaría en contra de mis propios principios.
No dejo de pensar en esos padres que perdieron a una hija y aún no saben cómo ni donde puede estar su cuerpo. Creo que su vida no tiene descanso porque a la larga esto es un rosario de mentiras y un calvario para sus maltrechas vidas.
Cuando este indeseable, no tiene otro nombre, se le antoja cambia su declaración y vuelve loco a todo el mundo. Ahora dice que la llevaron a una finca, pues que sea él el que lleve a la policía a donde la dejaron y que esa familia pueda descansar. Pero no, ahora a recorrer todo el paraje como antes se hizo en el río, en el vertedero…y si por fin la encuentran, vaya, pero si no ¿Qué va a pasar?
Que una familia esté en manos de ese asesino no deja indiferente a nadie, creemos que estamos a salvo con todos nuestros avances tecnológicos y no es cierto, seguimos tan vulnerables como siempre. Ya no solo es el miedo de que nuestros hijos adolescentes salgan a la calle y un desaprensivo nos los arrebate, además si luego es apresado estamos nosotros en sus manos, si cómo a este, le da por contar mentiras en sus declaraciones.
Con esta información crea una esperanza para esos padres de encontrar los restos de su hija y poder descansar en paz. Aunque me parece que ya han perdido toda expectativa de conseguirlo.
¡Se siente tanta impotencia! ¡Tanta indefensión! Las leyes están hechas para no condenar a un inocente, estoy de acuerdo porque una equivocación puede acabar con la vida de alguien honesto, pero cuando te encuentras con esto, dudas.
La serenidad de esa familia, como de tantas otras que, por desgracia, han perdido así a un ser querido, demuestra su calidad como personas, su integridad. No sé si llegareis a leer esto, pero desde aquí os doy todo mi apoyo, merecéis saber y espero, de todo corazón, que un día conozcáis la verdad.